Los vecinos del poblado de Curubandé, la población liberiana más cercana al volcán Rincón de la Vieja, aducen que la tradición del nombre del coloso recrea la historia de un amor imposible, donde el rol protagónico lo adquiere una valiente princesa de la nobleza chorotega llamada Curubanda. Esta hermosa mujer aborigen sufrió una gran decepción amorosa porque se había enamorado de Mixcoac, jefe de una tribu enemiga. Cuando su padre supo de aquella relación, capturó a Mixcoac y para alejarlo definitivamente de su hija, lo arrojó dentro del cráter del volcán.
Al descubrir Curabanda el vil asesinato de su amado en manos de su mismo padre se fue a vivir en la selvática zona del volcán, donde meses después dio a luz un hijo marcado con el signo del dolor y el sufrimiento. En su idilio, y por no poder recrear su vida familiar, se prometió llevar a su hijo al lado de su padre, por lo que tomó una fatal decisión: lanzarlo también dentro del volcán.
Lejos de su poblado natal, ya sin familia, sin hijo, sin su amado, se retiró de su tribu, viviendo como una ermitaña, entre animales salvajes, habitando la fría soledad de una cueva cerca de una quebrada que corría alegre por las faldas del volcán. Fue así como se transformó de princesa indígena a curandera, y adquiere fama por la práctica de la magia blanca, o curación con flores, hierbas y plantas medicinales, pronunciando fórmulas antiguas para librar a quienes así se lo solicitaran de toda clase de males. La lejanía de su escondite, cercano al majestuoso volcán, le dio al coloso el nombre con que actualmente se le conoce, ya que la gente señalaba como dirección de esta sufrida princesa Curubanda: “allá, por el rincón donde vive la vieja india curandera”... o simplemente, por el rincón de la vieja india...
Las noches de luna llena, cuentan que la princesa se sentaba a contemplar la belleza de aquella luna liberiana y gritaba de nostalgia por haber perdido sus dos grandes amores en el cráter del volcán...sin embargo, en vez de dejarse vencer por la tristeza que la embargaba, la luna le daba una misteriosa fuerza que le inspiraba los secretos de la naturaleza para curar todas las enfermedades, porque el bosque donde vivía era como un jardín donde los dioses sembraron todas las plantas necesarias para que las gentes humildes encontraran la cura de sus males.
MORALEJA:
En sociedades machistas, cuando una mujer tiene éxito con una iniciativa creativa y original, que da respuesta a cualquier necesidad de la población, la forma común para desconocerla o minusvalorarla siempre fue la acusación de BRUJA, hechicera o prostituta. Sin embargo, tal descalificación social no pudo contra el ímpetu y la tenacidad de algunas valientes heroínas que no se dejaron vencer ni se echaron nunca atrás, a pesar de la burla, el desprecio o la condenación social, porque se sabían poseedoras de conocimientos ancestrales que traerían salvación y vida a la humanidad...
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