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Foto del escritorProfesor Ronal Vargas Araya

Adán Guevara Centeno, un guanacasteco de verdad (1913-1980). Nicoya, 23-03-2020.


Un 24 de marzo de 1913 nacía en Liberia, Adán Guevara Centeno, maestro, poeta y luchador social de izquierda, a quien denominaban “el que cabalga en la pampa”. Se entregó apasionadamente a la enseñanza, buscando siempre aprender cada día más de los demás, porque concebía la vida como la gran maestra.


Su cuñado Jaime Goldenberg, uno de los mayores financistas del partido comunista y amigo personal de Fidel Castro, fue el gran mecenas del cantón de Nicoya, donando a granel tierras para los pobres en lo que hoy es la más grande y poblada barriada popular, denominada San Martín.


Este maestro normalista y miembro activo del Partido Comunista, fue hijo de Isolina Centeno, maestra por muchos años en Guardia de Liberia y en Bagaces, donde la apodaron “La Chola”, personaje presente en la canción del primer disco del grupo Malpaís. “La familia Centeno Pajarito (por cantores) continuaría su legado en la obra de Max Goldenberg Guevara (sobrino de Adán y tío de Fidel y Jaime Gamboa (1). La maestra Isolina también fue una de las personas que sembró la semilla artística en el deslumbrante nicoyano Max Goldenberg, “pues cuando él era un niño ella le contaba y cantaba historias, y le enseñó a bailar. También fue muy influenciado por su tío Adán Guevara, prominente músico guanacasteco, quien lo ponía a cantar en su infancia” (2).


Particularmente su madre Isolina Centeno logró ser, sin duda alguna, la que más influya el alma de Adán, al igual que lo hizo con su bisnieto Jaime Gamboa: “Tengo varias razones para hacer música. La primera es la más tradicional: que lo viví de niño, por parte de mi abuela Esperanza; mis tíos eran guitarreros, muy aficionados a la música, mi abuela cantaba y mi bisabuela, La Chola, que fue maestra de escuela en Guardia y en Bagaces mucho tiempo, era muy aficionada a la música y le encantaba cantar, declamar y bailar. Es la rama de los Centeno en Liberia, que les decían los Centeno Pajarito, pues eran pequeñitos, cantaban y eran bohemios. Las otras razones, es que creo que para mí expresarme o decir las cosas es como una necesidad y no encuentro otra forma que no sea la música” (3).


Adán fue parte de una generación de intelectuales y folcloristas de la talla de Emilia Prieto, Carmen Lyra, Luisa González y Carlos Luis Sáenz, alumnos todos de Omar Dengo y forjadores de la identidad costarricense, pero por ser del ámbito rural y sobreponer en todo momento su espíritu guanacasteco, no ha tenido el reconocimiento nacional de los otros. Estando en la Escuela Normal de Heredia, el maestro Dengo lo proponía de modelo a sus alumnos, por su sobresalientes carisma, creatividad y capacidad. Cuando se vino la Guerra del 48, al frente del partido comunista y con fusil en mano se encontraba en Liberia el valiente Adán Guevara, arriesgando la vida propia por sus ideales políticos; por eso es comprensible que un escritor anti comunista solo le dedique una línea escueta en su única mención en la historia de Liberia, reconociendo que “en los eventos armados participaron efectivos guanacastecos jefeados por don Adán Guevara Centeno” (4).


El espíritu revolucionario guanacasteco fue encauzado con la fundación del Partido Confraternidad Guanacasteca el año 1937, por parte de su gran líder el doctor Francisco Vargas, tildado de comunista por sus detractores. Al proponerse la nómina de candidatos a diputados por parte de la Confraternidad para las elecciones de 1938 este fue el orden: “El primer candidato al Congreso era el doctor Francisco Vargas Vargas y los demás tres fueron Lisímaco Leiva Cubillo, Hernán Vargas Castro y Adán Guevara Centeno” (5), todos grandes personajes de renombre y respeto en diversos cantones de la provincia.

Adán Guevara, al viajar a tantos lugares del extranjero, con su música y su eterna búsqueda de la justicia en la política, se convirtió en una rara mezcla de habitante de la ciudad y hombre de campo. “Tenía todo el aspecto del intelectual con sombrero de fieltro, gabardina y mostacho, pero también sentía un profundo arraigo a las costumbres populares de la pampa guanacasteca. Era un apasionado de las serenatas, de montar a caballo y de conquistar el cariño de una mujer con los artilugios de la guitarra” (6).


Como cuentista también don Adán tuvo una brillante carrera que todavía no se le ha terminado de reconocer. Sobresalen entre sus mejores cuentos “La Carreta” y “Un día me hallé un susto”, publicados en la Revista Repertorio Americano (1931), la más reconocida en Latinoamerica, y “Una mujer guanacasteca”, también publicado en la Revista Repertorio Americano (1935). Hay que hacer mención de una de sus canciones más famosas denominada “El hombre macho”, un pasillo de estilo colombiano escrito en Nicoya en 1953, que fue objeto de estudio por parte del músico folclorista Luis Gabriel Mesa (7). En su investigación se indica entre otras cosas la dificultad de averiguar sobre este personaje del que tan poco se ha escrito y que mucha de su obra artística ha desaparecido o ha sido desconocida, por lo que “se estableció en 2016 un primer contacto con la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Costa Rica a través de su decana, María Clara Vargas Cullell. Con este punto de partida, y teniendo en cuenta que los registros sobre Adán Guevara y su obra musical eran escasos, incluso, en bibliotecas y archivos de su país, se propuso una visita académica que permitiría exponer la problemática ante profesores, estudiantes y público general de Costa Rica” (8).

Pese a la marginación social de su obra y al relativo olvido de este personaje, sufrido a causa de sus ideas políticas de izquierda, Adán Guevara fue autor de inmortales poesías y canciones que se han convertido en verdaderas joyas del folclore guanacasteco, como lo han sido “Morena linda”, “Serenata Romántica” y “El canto macho”; de ellas emana una poesía inconformista y de protesta “que retrata los sueños sencillos a los que podía aspirar un guanacasteco: la exaltación de su valentía, de sus tradiciones, el olor del corral y el sudor del trabajo, pero también la ternura y la esperanza de hallar ese “rincón” donde compartir con la amada las delicias de “un cielo de amor” (9).


La naturalidad y espontaneidad eran dos cualidades innatas en don Adán, quien era el músico solidario con otros cantautores guanacastecos que no tenían sus mismos talentos y conocimientos. Al respecto es admirable esta anécdota contada por su sobrino Max Goldenberg: “En una ocasión de esas, estábamos en la casa de Barrio Luján, cuando llegaron los dos hermanos Leal de Santa Cruz: Apolinar e Isaac Leal Gómez. Eran dos cieguitos, músicos guanacastecos… y entraron llamando a Adán Guevara porque traían una música para que Adán le pusiera letra. Entonces, yo fui testigo, por ejemplo, de esa pasada de música silbando y tarareando para Adán Guevara, porque ahí no mediaba escritura musical ni nada, sino que era a través de los silbidos o del tarareo…para que Adán Guevara le pusiera letra. Así surgió Fiesta en Santa Cruz, que es una fiesta maravillosa del imaginario del santacruceño y del guanacasteco” (10).

Un guanacasteco que desconozca la vida y obra de don Adán Guevara, está desconociendo una de las páginas más bellas de nuestra poesía, los pentagramas más exquisitos de nuestra música folclórica y la encarnación del espíritu rebelde regionalista que identifica a los verdaderos hijos de la pampa. Por eso brindo con este artículo literario con nuestros artistas del pasado, las hembras y machos forjadores del presente y sus frutos guanacastecos, prodigios de un mejor mañana para estas tierras bañadas por el río Tempisque, inspiración natural de todos los artistas de estas tierras.

NOTAS:

(1) Cantón, Edgar (2016); Leyenda de dos grandes compositores guanacastecos. Diario digital el independiente. https://diariodigitaelindependiente.wordpress.com/2016/03/02/leyenda-de-estos-grandes-compositores-guanacastecos/

(2) Guevara, José David (2006), artículo del periódico El Financiero sobre Max Goldenberg. http://wvw.elfinancierocr.com/ef_archivo/2006/abril/02/estilos0.html

(3) Dobles, Aurelia (2016), Un pura sangre musical: Jaime Gamboa, en https://www.grupomalpais.com/noticias/2006-03-12.php

(4) Muñoz Fonseca, Juan Rafael (2000), Liberia, Mi homenaje a sus pobladores y a mi gente. Pág. 83.

(5) Busca, Soili (2008); La hora del sacrificio: el partido confraternidad guanacasteca y su éxito fugas; Revista Diálogos, UCR. San José.

(6) Adán Guevara Centeno y su legado; Radio Pampa; consultado en http://www.radiolapampa.net/2013/01/adan-guevarra-centeno-el-que-cabalga-en-la-pampa-guanacasteca/

(7) IBID

(8) Mesa Martínez, Luis Gabriel (2018). “Del Cafetero, de Maruja Hinestrosa, al Hombre macho, de Adán Guevara: género y transnacionalidad entre Colombia y Costa Rica”. Cuadernos de Música, Artes Visuales y Artes Escénicas 13 (2): xx-xx. http://doi.org/10.11144/javeriana.mavae13-2.dcdm

(9) IBID

(10) IBID.

Romance del canto macho:

GUANACASTE es la península

que parece una potranca

con el hocico atarcado

sudando espuma salada.

La teta del Orosí

mana su leche volcánica

por el Tempisque, nutriendo

a la potranca geográfica.

Sol garañón por el cielo

corre su diaria jornada

derramando los calientes

resplandores de su lámpara,

y la comarca es un toro

con pellejo de jaragua,

que arremete a su destino

para encumbrarlo a cornadas.

Los hombres de esta región

cantan bien con la guitarra

y bailan con la marimba,

el quijongo y la carraca.

Se montan en potro chúcaro

y en el toro sin albarda,

para amansar a la novia

con esto y la serenata.

Cíclopes criollos derriban

con su fuerza la montaña

y se fajan con el mar

en las canchas de la playa.

Ratones de guayacán

les retozan en la manga

a atilintan su calzón

con músculos de tenaza.

La mujer guanacasteca

va a la fuente a traer el agua

columpiando en su cabeza

la equilibrada tinaja.

Muele maíz con metate

y hace tortillas de masa,

palmeándolas del tamaño

de una luna-llena plana.

Ninfa regional que sabe

los secretos de la pampa;

que protege las cosechas

del animal y la planta.

y que le entrega al amor,

como primicia sagrada,

las delicias de su cuerpo

y toda la miel de su alma.

Así elogia el visitante

superficial la sabana,

sin calar en los problemas

que le muerden las entrañas.

Ya fastidian las zalemas

del compositor que canta

por sonar, como un insecto

gemelo de las chicharras.

GUANACASTE, tierra mártir,

requiere que la palabra

de los poetas denuncie

su tragedia en forma franca,

y que le quiten los frenos

al coraje que la embarga,

para que corra sin miedos

la yegua de su pujanza.

Hay minas de hidrocarburos

y de metales frustradas,

protestando por el crimen

de la Patria hipotecada?

Esa propiedad legítima

del llanero está en las garras

del Imperialismo Yanqui

como conquista pirata.

Hay tesoros vegetales

de tierras latifundarias,

que son centenas y miles

de vagabundas hectáreas,

acaparadas por unos

pocos ladrones de castas?

En cambio, la mayoría

del pueblo no tiene nada.

No es cierto que el sabanero

lleve una existencia grata,

ni que el peón guanacasteco

cante desde la mañana:

La niña de sus pupilas

desayuna madrugadas

en los fangos del corral

mientras ordeña las vacas.

Luego el cenit se desploma

sobre el arco de su espalda

y la fatiga le moja

la ropa con que trabaja.

Los sábados mezcla penas

con coyol y se las traga

para fingir alegrías

fugaces en la parranda.

Y es mentira que la chola

morena se ponga faldas

con encajes y abalorios

ni perlas en la garganta:

Las joyas con que se adorna

son los sudores de nácar,

y la yunta de azabaches

que le brillan en la cara.

Viste muñeca de olote,

arrullando sus tempranas

ilusiones maternales,

pero más tarde fracasa

como madre prematura

de una familia bastarda,

sin apellido paterno

ni alimento en la cuchara.

Este sí es el GUANACASTE

en una imagen exacta:

adobe de arcilla madre

condenado a vida esclava.

Chupen los guanacastecos

sangre viva en esta llaga,

y griten el canto macho

de su indignación con alas!

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