Un 24 de marzo de 1913 nacía en Liberia, Adán Guevara Centeno, maestro, poeta y luchador social de izquierda, a quien denominaban “el que cabalga en la pampa”. Se entregó apasionadamente a la enseñanza, buscando siempre aprender cada día más de los demás, porque concebía la vida como la gran maestra.
Su cuñado Jaime Goldenberg, uno de los mayores financistas del partido comunista y amigo personal de Fidel Castro, fue el gran mecenas del cantón de Nicoya, donando a granel tierras para los pobres en lo que hoy es la más grande y poblada barriada popular, denominada San Martín.
Este maestro normalista y miembro activo del Partido Comunista, fue hijo de Isolina Centeno, maestra por muchos años en Guardia de Liberia y en Bagaces, donde la apodaron “La Chola”, personaje presente en la canción del primer disco del grupo Malpaís. “La familia Centeno Pajarito (por cantores) continuaría su legado en la obra de Max Goldenberg Guevara (sobrino de Adán y tío de Fidel y Jaime Gamboa” (1). La maestra Isolina también fue una de las personas que sembró la semilla artística en el deslumbrante nicoyano Max Goldenberg, “pues cuando él era un niño ella le contaba y cantaba historias, y le enseñó a bailar. También fue muy influenciado por su tío Adán Guevara, prominente músico guanacasteco, quien lo ponía a cantar en su infancia” (2).
Particularmente su madre Isolina Centeno logró ser, sin duda alguna, la que más influya el alma de Adán, al igual que lo hizo con su bisnieto Jaime Gamboa: “Tengo varias razones para hacer música. La primera es la más tradicional: que lo viví de niño, por parte de mi abuela Esperanza; mis tíos eran guitarreros, muy aficionados a la música, mi abuela cantaba y mi bisabuela, La Chola, que fue maestra de escuela en Guardia y en Bagaces mucho tiempo, era muy aficionada a la música y le encantaba cantar, declamar y bailar. Es la rama de los Centeno en Liberia, que les decían los Centeno Pajarito, pues eran pequeñitos, cantaban y eran bohemios. Las otras razones, es que creo que para mí expresarme o decir las cosas es como una necesidad y no encuentro otra forma que no sea la música” (3).
Adán fue parte de una generación de intelectuales y folcloristas de la talla de Emilia Prieto, Carmen Lyra, Luisa González y Carlos Luis Sáenz, alumnos todos de Omar Dengo y forjadores de la identidad costarricense, pero por ser del ámbito rural y sobreponer en todo momento su espíritu guanacasteco, no ha tenido el reconocimiento nacional de los otros. Estando en la Escuela Normal de Heredia, el maestro Dengo lo proponía de modelo a sus alumnos, por su sobresalientes carisma, creatividad y capacidad. Cuando se vino la Guerra del 48, al frente del partido comunista y con fusil en mano se encontraba en Liberia el valiente Adán Guevara, arriesgando la vida propia por sus ideales políticos; por eso es comprensible que un escritor anti comunista solo le dedique una línea escueta en su única mención en la historia de Liberia, reconociendo que “en los eventos armados participaron efectivos guanacastecos jefeados por don Adán Guevara Centeno” (4).
El espíritu revolucionario guanacasteco fue encauzado con la fundación del Partido Confraternidad Guanacasteca el año 1937, por parte de su gran líder el doctor Francisco Vargas, tildado de comunista por sus detractores. Al proponerse la nómina de candidatos a diputados por parte de la Confraternidad para las elecciones de 1938 este fue el orden: “El primer candidato al Congreso era el doctor Francisco Vargas Vargas y los demás tres fueron Lisímaco Leiva Cubillo, Hernán Vargas Castro y Adán Guevara Centeno” (5), todos grandes personajes de renombre y respeto en diversos cantones de la provincia.
Adán Guevara, al viajar a tantos lugares del extranjero, con su música y su eterna búsqueda de la justicia en la política, se convirtió en una rara mezcla de habitante de la ciudad y hombre de campo. “Tenía todo el aspecto del intelectual con sombrero de fieltro, gabardina y mostacho, pero también sentía un profundo arraigo a las costumbres populares de la pampa guanacasteca. Era un apasionado de las serenatas, de montar a caballo y de conquistar el cariño de una mujer con los artilugios de la guitarra” (6).
Como cuentista también don Adán tuvo una brillante carrera que todavía no se le ha terminado de reconocer. Sobresalen entre sus mejores cuentos “La Carreta” y “Un día me hallé un susto”, publicados en la Revista Repertorio Americano (1931), la más reconocida en Latinoamerica, y “Una mujer guanacasteca”, también publicado en la Revista Repertorio Americano (1935). Hay que hacer mención de una de sus canciones más famosas denominada “El hombre macho”, un pasillo de estilo colombiano escrito en Nicoya en 1953, que fue objeto de estudio por parte del músico folclorista Luis Gabriel Mesa (7). En su investigación se indica entre otras cosas la dificultad de averiguar sobre este personaje del que tan poco se ha escrito y que mucha de su obra artística ha desaparecido o ha sido desconocida, por lo que “se estableció en 2016 un primer contacto con la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Costa Rica a través de su decana, María Clara Vargas Cullell. Con este punto de partida, y teniendo en cuenta que los registros sobre Adán Guevara y su obra musical eran escasos, incluso, en bibliotecas y archivos de su país, se propuso una visita académica que permitiría exponer la problemática ante profesores, estudiantes y público general de Costa Rica” (8).
Pese a la marginación social de su obra y al relativo olvido de este personaje, sufrido a causa de sus ideas políticas de izquierda, Adán Guevara fue autor de inmortales poesías y canciones que se han convertido en verdaderas joyas del folclore guanacasteco, como lo han sido “Morena linda”, “Serenata Romántica” y “El canto macho”; de ellas emana una poesía inconformista y de protesta “que retrata los sueños sencillos a los que podía aspirar un guanacasteco: la exaltación de su valentía, de sus tradiciones, el olor del corral y el sudor del trabajo, pero también la ternura y la esperanza de hallar ese “rincón” donde compartir con la amada las delicias de “un cielo de amor” (9).
La naturalidad y espontaneidad eran dos cualidades innatas en don Adán, quien era el músico solidario con otros cantautores guanacastecos que no tenían sus mismos talentos y conocimientos. Al respecto es admirable esta anécdota contada por su sobrino Max Goldenberg: “En una ocasión de esas, estábamos en la casa de Barrio Luján, cuando llegaron los dos hermanos Leal de Santa Cruz: Apolinar e Isaac Leal Gómez. Eran dos cieguitos, músicos guanacastecos… y entraron llamando a Adán Guevara porque traían una música para que Adán le pusiera letra. Entonces, yo fui testigo, por ejemplo, de esa pasada de música silbando y tarareando para Adán Guevara, porque ahí no mediaba escritura musical ni nada, sino que era a través de los silbidos o del tarareo…para que Adán Guevara le pusiera letra. Así surgió Fiesta en Santa Cruz, que es una fiesta maravillosa del imaginario del santacruceño y del guanacasteco” (10).
Un guanacasteco que desconozca la vida y obra de don Adán Guevara, está desconociendo una de las páginas más bellas de nuestra poesía, los pentagramas más exquisitos de nuestra música folclórica y la encarnación del espíritu rebelde regionalista que identifica a los verdaderos hijos de la pampa. Por eso brindo con este artículo literario con nuestros artistas del pasado, las hembras y machos forjadores del presente y sus frutos guanacastecos, prodigios de un mejor mañana para estas tierras bañadas por el río Tempisque, inspiración natural de todos los artistas de estas tierras.
NOTAS:
(1) Cantón, Edgar (2016); Leyenda de dos grandes compositores guanacastecos. Diario digital el independiente. https://diariodigitaelindependiente.wordpress.com/2016/03/02/leyenda-de-estos-grandes-compositores-guanacastecos/
(2) Guevara, José David (2006), artículo del periódico El Financiero sobre Max Goldenberg. http://wvw.elfinancierocr.com/ef_archivo/2006/abril/02/estilos0.html
(3) Dobles, Aurelia (2016), Un pura sangre musical: Jaime Gamboa, en https://www.grupomalpais.com/noticias/2006-03-12.php
(4) Muñoz Fonseca, Juan Rafael (2000), Liberia, Mi homenaje a sus pobladores y a mi gente. Pág. 83.
(5) Busca, Soili (2008); La hora del sacrificio: el partido confraternidad guanacasteca y su éxito fugas; Revista Diálogos, UCR. San José.
(6) Adán Guevara Centeno y su legado; Radio Pampa; consultado en http://www.radiolapampa.net/2013/01/adan-guevarra-centeno-el-que-cabalga-en-la-pampa-guanacasteca/
(7) IBID
(8) Mesa Martínez, Luis Gabriel (2018). “Del Cafetero, de Maruja Hinestrosa, al Hombre macho, de Adán Guevara: género y transnacionalidad entre Colombia y Costa Rica”. Cuadernos de Música, Artes Visuales y Artes Escénicas 13 (2): xx-xx. http://doi.org/10.11144/javeriana.mavae13-2.dcdm
(9) IBID
(10) IBID.
Romance del canto macho:
GUANACASTE es la península
que parece una potranca
con el hocico atarcado
sudando espuma salada.
La teta del Orosí
mana su leche volcánica
por el Tempisque, nutriendo
a la potranca geográfica.
Sol garañón por el cielo
corre su diaria jornada
derramando los calientes
resplandores de su lámpara,
y la comarca es un toro
con pellejo de jaragua,
que arremete a su destino
para encumbrarlo a cornadas.
Los hombres de esta región
cantan bien con la guitarra
y bailan con la marimba,
el quijongo y la carraca.
Se montan en potro chúcaro
y en el toro sin albarda,
para amansar a la novia
con esto y la serenata.
Cíclopes criollos derriban
con su fuerza la montaña
y se fajan con el mar
en las canchas de la playa.
Ratones de guayacán
les retozan en la manga
a atilintan su calzón
con músculos de tenaza.
La mujer guanacasteca
va a la fuente a traer el agua
columpiando en su cabeza
la equilibrada tinaja.
Muele maíz con metate
y hace tortillas de masa,
palmeándolas del tamaño
de una luna-llena plana.
Ninfa regional que sabe
los secretos de la pampa;
que protege las cosechas
del animal y la planta.
y que le entrega al amor,
como primicia sagrada,
las delicias de su cuerpo
y toda la miel de su alma.
Así elogia el visitante
superficial la sabana,
sin calar en los problemas
que le muerden las entrañas.
Ya fastidian las zalemas
del compositor que canta
por sonar, como un insecto
gemelo de las chicharras.
GUANACASTE, tierra mártir,
requiere que la palabra
de los poetas denuncie
su tragedia en forma franca,
y que le quiten los frenos
al coraje que la embarga,
para que corra sin miedos
la yegua de su pujanza.
Hay minas de hidrocarburos
y de metales frustradas,
protestando por el crimen
de la Patria hipotecada?
Esa propiedad legítima
del llanero está en las garras
del Imperialismo Yanqui
como conquista pirata.
Hay tesoros vegetales
de tierras latifundarias,
que son centenas y miles
de vagabundas hectáreas,
acaparadas por unos
pocos ladrones de castas?
En cambio, la mayoría
del pueblo no tiene nada.
No es cierto que el sabanero
lleve una existencia grata,
ni que el peón guanacasteco
cante desde la mañana:
La niña de sus pupilas
desayuna madrugadas
en los fangos del corral
mientras ordeña las vacas.
Luego el cenit se desploma
sobre el arco de su espalda
y la fatiga le moja
la ropa con que trabaja.
Los sábados mezcla penas
con coyol y se las traga
para fingir alegrías
fugaces en la parranda.
Y es mentira que la chola
morena se ponga faldas
con encajes y abalorios
ni perlas en la garganta:
Las joyas con que se adorna
son los sudores de nácar,
y la yunta de azabaches
que le brillan en la cara.
Viste muñeca de olote,
arrullando sus tempranas
ilusiones maternales,
pero más tarde fracasa
como madre prematura
de una familia bastarda,
sin apellido paterno
ni alimento en la cuchara.
Este sí es el GUANACASTE
en una imagen exacta:
adobe de arcilla madre
condenado a vida esclava.
Chupen los guanacastecos
sangre viva en esta llaga,
y griten el canto macho
de su indignación con alas!
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