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Foto del escritorProfesor Ronal Vargas Araya

“El doctor Vargas abrió el camino a la participación política de la mujer guanacasteca".

Discurso pronunciado por la maestra Elieth García Briceño (de La Cruz), en la refundación del partido Confraternidad Guanacasteca, Palmira de Carrillo, 03 de noviembre de 2018.



La mujer guanacasteca sigue esperando el día en que los historiadores rescaten el aporte femenino a la narración de la historia de nuestros pueblos y dejen de resaltar solo gestas de hombres-machos pioneros, los mal llamados “fundadores de pueblos”, pues sin el fundamental esfuerzo y apoyo femenino, la historia local, cantonal y regional no sería la misma. Lastimosamente la mujer sigue siendo opacada en los relatos populares y su papel histórico es invisibilizado en la mayoría de historia de nuestros pueblos, a pesar que las tribus chorotegas tenían una cultura matriarcal, en la que sobresalieron nombres de famosas princesas como Nosara, Nayuribe o Curubanda, o que con el pasar del tiempo varias poblaciones mantuvieron nombres de mujeres cuya trayectoria no ha sido tan conocida, tal como La Irma (Abangares), La Garita, La Pacífica (Cañas), Iris Garay (Liberia) o Bernabela Ramos (Santa Cruz).


La presencia de mujeres en la Campaña Nacional de 1856 fue decisiva, a pesar del machismo tradicionalmente imperante en las guerras y arraigado en el ser guanacasteco. En esa guerra patria, en la que figuró la famosa cartaginesa Pancha Carrasco (Benemérita Nacional), también se destacó Rafaela Elizondo, “una luchadora, quien desde la cocina y con el coraje guanacasteco, se convirtió en un símbolo de la conciencia de Guanacaste contra las fronteras de la ignorancia”, tal como escribiera el profesor Miguel Fajardo. Hasta nuestra provincia en estos años tenía un nombre femenino: la llamaban MORACIA.

Varios historiadores coinciden al afirmar que en la pampa del siglo XX, la rebeldía política se manifestó a través del Partido Confraternidad Guanacasteca, con orientación socialcristiana, dirigido por profesionales y compuesto de gente de clase media, trabajadores, pequeños y medianos propietarios, sabaneros y las mujeres, quienes aún sin derecho a voto, lo apoyaron ardorosamente. En las dirigencias locales del partido sobresalían nombres de mujeres que sin importarles el hecho de no poder votar, animaban el apoyo al doctor Vargas. Al respecto apunta el profesor Fajardo que “en las luchas cívicas de la Confraternidad Guanacasteca, la participación femenina fue clave y reconfortante para su líder, el Dr. Francisco Vargas Vargas… Jamás olvidaremos el aporte a favor de la causa cívica confraternitaria, aportada por… mujeres como -Nayudel de Burgos- seudónimo de Lía Bonilla, Rita Vado, Zira Zarjez, Socorro Bolívar, Orfilia Ruiz, Ofelia Gamboa o María Clara Álvarez, quienes viajaron a pie, para escuchar la palabra transparente y honesta del Doctor Vargas Vargas”.

Cuando en aquel célebre 19 de setiembre de 1937 se dio la injusta detención y el encarcelamiento del Doctor Francisco Vargas en la comandancia de Liberia, por el simple hecho de portar un arma en la ciudad, ni media hora después de la detención ya decenas de confraternos comenzaron a rodear la comandancia exigiendo la inmediata liberación del doctor. Fueron especialmente las mujeres quienes más presionaron y amenazaron con dar fuego a la comandancia y así entrar a la fuerza para liberar a su caudillo. Al volverse insostenible aquella presión femenina popular, con los crecientes gritos amenazantes de las mujeres y la presencia de hombres armados que tendía a aumentar, un telegrama urgente del presidente de la República León Cortez, aquel de quien decían era “León con los pobres pero Cortez con los ricos”, exigió la inmediata liberación del Doctor Vargas, perdonándole los treinta días de cárcel que debería purgar por andar armado, según la ley.

Con los faroles encendidos se acercaron las valientes mujeres liberianas que lograron su cometido y recibieron en la puerta de la ciudad al caudillo, y bajo el grito de “Viva Vargas” lo vitorearon llevándolo en hombros por las calles liberianas y hasta recogieron el dinero para comprarle un nuevo revólver. Pocos días después el doctor envió unos arreglos de flores como agradecimiento a aquellas valientes mujeres; unas 200 liberianas fueron a recibir el regalo al aeropuerto (por el actual barrio el Invu). En aquella ocasión Orfilia Ruiz Centeno pronunció un enérgico discurso político, después del cual las mujeres desfilaron desafiantes y sin miedo por varias ocasiones frente a la Comandancia, como retando a la corrupta policía gubernamental.


También cuentan las crónicas de aquel año 1937 en Liberia que el 24 de diciembre en la noche, el guarda fiscal Santos Mora al salir de la cantina de Cataldo, lanzó un "Viva Urbina" que fue contestado de inmediato por un "Viva Vargas". De los "vivas" ambos contrincantes políticos pasaron al enfrentamiento físico, del cual resultó herido Isidro Mora por una cortadura de navaja. En aquella trifulca se detuvo a muchos varguistas, en cuenta una mujer que seguía lanzando “Viva Vargas” al viento, multándolos con doce colones por haber lanzado VIVAS a su candidato.

Ocho días después, el 31 de diciembre, poco antes de la media noche, alguien gritó "Viva Vargas" y la policía lo persiguió. Esa persona, junto a otras que se sumaron con sus VIVAS, escaparon, y se refugiaron en la casa de una simpatizante del doctor, doña Sofía viuda de Guillén. El temor a ser encontrados se disipó cuando desde varios puntos del centro de Liberia empezaron a escucharse más “viva Vargas” que alteraron el orden público. La policía oficialista ya no podía contener aquel grito de protesta, el más rebelde, el más temerario en Guanacaste, que por primera vez en la historia política regional fue pronunciado también por labios de mujeres.


No se debe olvidar que varias señoras pudientes financiaron al doctor Vargas en su trayectoria política, y del apoyo incondicional de estas mujeres de la clase alta guanacasteca se valió el doctor para reafirmar ante sus detractores: “Yo no soy comunista, sino socialista cristiano”, argumentando al respecto que por algo aquellas damas cristianas lo financiaban.

Los relatos anteriores manifiestan con claridad que la participación femenina en el devenir del partido Confraternidad Guanacasteca ha ocupado un lugar especial, no solo porque el doctor Vargas así lo quiso sino también porque las mujeres se abrieron espacios que hasta ese momento no tenían. El doctor Vargas vino a oficializar en su práctica política algo que años después será reconocido en nuestra legislación, que la mujer costarricense también debe levantar su voz, emitir su voto y hacer oír sus justos reclamos, sin dejarse opacar por las voces de la historia que querían verla siempre callada, siempre sumisa y arrinconada del progreso social.

Igual que hace 81 años, HOY nos hacemos presentes en este acto refundatorio del Partido Confraternidad Guanacasteca muchas mujeres, algunas educadoras, otras empresarias, una que otra pescadora, varias empeladas públicas, no pocas estudiantes y muchas mujeres de hogar, pero todas con la misma convicción: “Ha llegado la HORA de la mujer guanacasteca” y ya los partidos tradicionales no nos atraen, porque ponen su mirada en la Meseta Central y siempre dan la espalda a nuestra provincia. MUJERES GUANACASTECAS, unámonos en este proyecto político feminista, que nos abrirá mayores espacios de expresión y decisión, que nos dará la cuota de poder que merecemos, que nuestra voz ya no tendrá un eco vacío sino que será replicada y defendida por hombres y mujeres que caminaremos juntos en la construcción de un proyecto humanista, socialista, cristiano, solidario y cien por ciento guanacasteco.

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