top of page

La esclavitud de los negros en Nicoya. José Marvin Cabrera (2018). Síntesis del prof. Ronal Vargas.

Nicoya colonial fue tierra de esclavitud, primero para los indígenas chorotegas y luego para negros africanos. Uno de los documentos más antiguos que se han encontrado sobre la esclavitud en Nicoya es del año1603, con la declaración de Juan Biafara, esclavo negro que trabajaba junto a varios indígenas en una estancia cerca del astillero de Santa Catalina de Nandayuri (¿Puerto Thiel?). También allá por el año de 1623 cuatro esclavos de Angola son mencionados en el testamento del peruano Juan Martín de Montalvo, constructor de barcos; ellos vivían en la casa de su amo, muy cerca del mencionado astillero. Al morir su amo inesperadamente en 1624, las deudas y transacciones que enumeró en su testamento (2) dan fe de las interacciones de los nativos de Europa, África y América en Nicoya y sugiere la importancia económica de la región a principios del siglo XVII, Montalvo estipuló que deseaba ser enterrado en la iglesia de Nicoya y entrega 50 pesos para pagar los mayordomos indios de su Cofradía y reconoció una deuda de 9 pesos que le debía Clemente Rodríguez, carpintero de un barco en Triana, en los astilleros de Sevilla, España, de los cuatro esclavos de Angola que Montalvo poseía, llamados Pedro, Francisco, Juan y María. Este último posiblemente trabajó en la casa de Montalvo compartiendo sus deberes con otros sirvientes, incluyendo una mujer india de Diría (Santa Cruz) llamada Isabel. Francisco y Pedro debieron aprender el oficio de su amo, ya que ayudaron en la construcción de barcos en el astillero de Santa Catalina. Para la construcción de barcos Montalvo utilizó ocho yuntas de bueyes manejadas por sus esclavos, transportando grandes cantidades de madera, tela e hierro utilizado en la construcción naval, Juan, carpintero y aserrador, cortó docenas de tablas para construir barcos; pero al morir su amo, aprovechó para huir, pero pronto fue aprendido y encarcelado en Nicoya, según testimonio del negro libre Pascual Corzo el 7 de junio de 1674.


En 1624 Juan y Pablo de Almeida, esclavos de Antonio Almeida venden unas tablas a Lorenzo de Goa Vizcaíno en 23 pesos, los cuales pagaron al Cacique Don Blas de Contreras, síndico del convento de la Asunción de Nicoya, para el rezo y misas por el alma de su amo difunto. En estos años los esclavos trabajaban hombro a hombro con los indios, mestizos y mulatos libres. Un ejemplo de ello se da en el año 1654 con Alonso Bernal, negro esclavo criollo del Capitán Francisco Tremiño, quien recolectaba sebo con el mestizo Simón Torres y el indio Juan Miguel en una estancia cerca del astillero de Santa Catalina de Nandayuri.


En 1665 Sebastián de Zamora vende al General Don Rodrigo Arias Maldonado, Alcalde Mayor de Nicoya, un esclavo llamado Juan de Herrera, mulato. También el año de 1703 Don Antonio Mora Díaz de Silva, Alcalde Mayor de Nicoya y tratante de perlas, pagó 425 pesos por Francisco Chinchilla, un esclavo criollo negro, por ser un excelente buceador en el rescate de perlas en la costa pacífica, función que primeramente desempeñaron los indígenas chorotegas en el Golfo de Nicoya para los españoles. En un negocio tan productivo como este se pagaba más por los esclavos, ya que le producían buenos réditos al amo.

Diego Bran, mulato libre, sirvió en las milicias de Esparza entre 1740 y 1747, y José Bran, de Bagaces, era maestro zapatero. El apellido Bran o Brong es de origen africano, al igual que muchos otros de la Costa Rica colonial, sin embargo, este parece ser el único que sobrevivió: algunos apellidos de esclavos indicaban su etnia o su lugar de origen en África, la mayoría de estos esclavos fueron capturados cerca de grandes ríos entre Senegal y Guinea. Estos Bran se asentaron en Bagaces ya como mulatos libres y luego pasaron a la Villa de Guanacaste (Liberia) donde tuvieron amplia descendencia. Se desconoce en qué momento llegaron a Bagaces, ya que no hay un estudio genealógico que lo confirme, pero es un hecho que tanto en Guanacaste como en Costa Rica es el único apellido africano sobreviviente desde la colonia. En Guanacaste recordamos con orgullo al liberiano Leandro Cabalceta Bran (1856-1946), compositor del “Punto Guanacasteco”.


También hubo entre los años de 1783 y 1804 algunos esclavos bautizados en Nicoya, sin embargo, no fue una cantidad significativa, como lo fue en otras ciudades coloniales. Con el tiempo la actividad de los esclavos se limitó a las grandes haciendas cercanas al río Tempisque, en los oficios de vaqueros o de servidumbre. Sus dueños fueron algunos residentes españoles y luego milicianos de algunas familias importantes de Nicaragua. Retomando el tema de los últimos esclavos que hubo en Nicoya sabemos por medio de las actas de bautismo (3) y algunos testamentos muy cerca de finalizar el periodo colonial y el inicio de la independencia de España, que su número ya era muy reducido, posiblemente no pasaban de una veintena.

La costumbre en Nicoya era que los esclavos en sí, tanto hombres como mujeres, podían casarse con otros que no fueran esclavos. Sin embargo, en el caso que la mujer fuera esclava, sus hijos pertenecían a su amo y seguían siendo esclavos; podían ser vendidos según la decisión de su dueño. En el caso de los hombres esclavos sus hijos nacían libres.

En algunas actas de bautismos de Nicoya se mencionan los nombres del esclavo que se bautizaba y el de sus amos, algunas veces estos podían servir como padrinos, otras veces lo era algún mulato, indio o español importante del pueblo. Tal es el caso siguiente: “En Nicoya, el 19 de febrero de 1789, el cura Fray Luis de Soto bautiza a María Faustina de los Ángeles, mulata esclava, hija de Manuela Pacheco, negra esclava de Manuel Briceño y de Mauricia Viales”. Dos de las familias más poderosas en influyentes de Nicoya los años previos a La Anexión (Briceño-Viales), también eran las mayores esclavistas. De este matrimonio nacería Don Manuel Briceño Viales, quien fue alcalde, jefe político del partido de Nicoya, jefe interino y firmante del acta de la Anexión del partido de Nicoya a Costa Rica. Resulta muy interesante reconocer que Don Manuel Briceño tenía padres mulatos originarios de Rivas, Nicaragua y Doña Mauricia Viales Moraga era hija de un blanco criollo de Cartago y una mulata o zamba de Nicoya; en el acta de bautismo de su hijo Don Manuel José Briceño Viales se le menciona como mulato.

Pareciera que la esclavitud en La Gran Nicoya nunca fue el motor de la economía, como si lo fue en otros territorios colonizados por los españoles, sino que los esclavos actuaban para servidumbres, construcción de embarcaciones, buceadores de perlas, trabajos en haciendas ganaderas y otros oficios. Nicoya fue una de las regiones más pobres del Reyno de Guatemala, donde los Corregidores o Alcaldes Mayores ganaban pocos pesos y por ese motivo explotaron primeramente al indio chorotega hasta el cansancio, ya fuera para producir hilo morado, en el buceo de perlas o en las cofradías, a pesar de que la esclavitud india había sido eliminada por el año 1548. Los gobernantes españoles se aprovechaban de los chorotegas, pagándoles salarios de hambre. Con la independencia de España se aboliría la esclavitud y se liberaron los últimos esclavos negros de Nicoya, por los cuales se indemnizó a sus amos. El último en liberar a sus cuatro esclavos fue Don Manuel Briceño Viales el 7 de mayo de 1838.

NOTAS:

(2) Testamento de Juan Martín de Montalvo, Astillero de Nandayure, Jurisdicción y Provincia de Nicoya.

(3) Actas de Bautismo de tres hijos del esclavo Ildefonso Guevara y su esposa Juana Peralta, nacidos en Nicoya: Mauricia (1792) Blas (1797) Josef (1798).

7 visualizaciones0 comentarios

Comments


bottom of page