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Foto del escritorProfesor Ronal Vargas Araya

La mujer del agua vivió en Cuajiniquil de La Cruz

El 18 de setiembre de 2019 participé del funeral de una de las mujeres más grandes que haya podido contemplar la costa del pacífico guanacasteco, en el sector de Cuajiniquil de La Cruz, me refiero a doña Mary Eugenia Victoria Lara Martínez, nacida el 17 de noviembre de 1957 y fallecida en el hospital de Liberia el 17 de setiembre de 2019, por problemas en su hígado.



Los testimonios escuchados de labios de sus vecinos, que pudieron compartir de cerca con esta mujer siempre activa, que no aparentaba los 61 años que ya cargaba a sus espaldas, fueron realmente impactantes. Aseguran que, a pesar de ser la mujer más comprometida con los grupos organizados de la comunidad, todo lo hacía con gran humildad, con sencillez, con grande entrega, pero sobre todo con mucha responsabilidad y espíritu de solidaridad. “Mamá disfrutaba sirviendo a la comunidad no solo en su tiempo libre, sino también en muchas horas del día que la extrañábamos en casa… Era tal su compromiso que muchas veces llegaba tarde a comer y nosotros nos quedábamos esperándola…y a veces ni aparecía a medio día para el almuerzo”, manifiesta su hija Wendy. Ella se atrevió a hacer lo que pocos del pueblo habían logrado, sobresalir en el trabajo comunal como una líder honesta, valiente y atrevida, de quien nadie pudo cuestionar jamás su gestión ni su honradez:

- Fue una admirable madre soltera que pudo criar sola y de manera ejemplar a sus siete hijos, 4 mujeres y 3 varones: Tatiana, Wendy, Luis, Viviana, Priscila, Carlos José y José Andrés. Además, Dios le concedió la dicha de ser feliz abuela de tres retoños: Fabricio, Isaías y Emma Victoria.

- En su compromiso religioso fue por años miembro activa del Comité de la iglesia, fue catequista y ministra de la Eucaristía, pero más la recuerdan sus vecinas por su esmero para limpiar el templo de la comunidad: “ninguna lo hacía como ella, el piso del templo quedaba radiante solo cuando ella lo limpiaba con ese estilo único que nadie jamás pudo imitar”.

- En varias ocasiones fue directiva de la Asociación de Desarrollo integral, de la que siempre fue afiliada activa.

- Desde años atrás venía siendo una de las más emprendedoras directivas de la Junta de Educación de la Escuela, donde era muy querida por el personal docente y por los estudiantes.

- Los últimos años ejerció como parte del Consejo de Distrito.

- Cuando el Área de Conservación Guanacaste la convocaba a reuniones, siempre asistía, y desde un par de años antes de morir integró el COLAC (Consejo local) que es la mano derecha del SINAC para ejecutar el Plan de Manejo de Bahía Santa Elena. Ella también abrió las puertas enteras de Cuajiniquil al “proyecto de Biosensibilización Marina” hace 15 años, apoyando en ésta y otras iniciativas medulares para el ambiente.

- En distintas ocasiones participó del Comité Bandera Azul

- Por los últimos 4 años fue líder indiscutible en la presidencia de la ASADA, que maneja la gestión del agua potable en la comunidad y también fue tesorera de la Federación de ASADAS La Cruz-Liberia


Sobre este último punto es que quiero detenerme un poco más, para comprender mejor la figura indiscutible de esta “mujer del agua”, como se le llamaba en el cantón de La Cruz y como a ninguna otra se había conocido antes en Guanacaste. Doña Mary Victoria fue primero secretaria y posteriormente vicepresidenta de la ASADA, hasta que asumió por primera vez la presidencia de la ASADA de Cuajiniquil el año 2015. Su entusiasmo y pasión al aceptar esta nueva responsabilidad hicieron que su labor se revistiera de una mística admirable, acompañada de una entrega generosa y sacrificada, logrando darle a la ASADA una visión empresarial, sin perder su sentido social y solidario. Igualmente la vi liderando muchas gestiones de la ASADA para perforar un nuevo pozo, para cambiar tuberías, para inscribir terrenos a nombre de su representada, para conseguir cisternas en momentos de crisis, para enfrentar con astucia y acierto a la población que se oponía a pagar las nuevas y más altas tarifas aprobadas por ARESEP, para responder a quejas o consultas de los abonados. La gestión del agua era su pasión, su desvelo, su mundo.


Personalmente me impactó el poder trabajar junto a esta mujer del agua, que se dio a tiempo completo los días en que la tormenta Nate arrasó con el acueducto de Cuajiniquil, dejando al pueblo varios días sin agua potable. Aunque su casa estaba también inundada, prefirió irse con los fontaneros y otros funcionarios del AyA a restablecer el servicio del agua potable en todos los hogares, trabajando sin tregua desde el amanecer hasta la caída de la noche…siendo su única paga la sonrisa de sus vecinos al ver de nuevo el agua en sus tuberías… Como la Municipalidad no le cumplió de inmediato con el envío de maquinaria para reabrir el camino aterrado por el río Cuajiniquil, ella misma contrató la maquinaria y así logró que más rápido se restableciera el servicio normal del acueducto. Por varios días pude acompañarla en la distribución del agua por cisterna a los rincones donde aquellos días era un riesgo ingresar, pero que había familias con sed y en situación de vulnerabilidad. No contenta con toda la gestión realizada para la pronta e inmediata recuperación del acueducto, también apoyó en el recibimiento y entrega de víveres y otros artículos a las familias más afectadas, pues su admirable honradez, solidaridad y práctica de la justicia le alcanzaban la confianza y aclamación popular.


Participé de la Asamblea Ordinaria del año 2017 que la nombró como presidenta por un período más, y recuerdo cómo la gente propuso su nombre para seguir en ese puesto, no habiendo nadie que se atreviera a competir contra la mujer del agua, pues tenía el respaldo popular general y un liderazgo indiscutible. Aunque muchos en Cuajiniquil nunca lo supieron, también esta gran lideresa fue por casi tres años la tesorera de la Federación de ASADAS La Cruz-Liberia, donde realizó una labor encomiable. Al descubrir que algunos directivos de su ASADA desconocían de las gestiones de la Federación, organizó una reunión en su comunidad entre ambas directivas para compartir de primera mano sus alcances y beneficios mutuos. Al morir, y por motivos de que la Federación no tenía la personería jurídica al día, ella guardaba en su cuenta personal más de 800 mil colones, que sus hijos honradamente devolvieron al presidente de la misma, ya que doña Mary llevaba por escrito las cuentas claras en su cuaderno personal.



Si hay una mujer admirable que se merezca ser recordada siempre por su entrega apasionada a la gestión del agua potable en los acueductos comunales de Guanacaste, esa es la Niña Mary, la mujer del agua. Varios videos publicados por el PNUD la tienen a ella como la protagonista principal, pues a pesar de su timidez, cuando comenzaba a hablar del agua, salían de sus labios palabras de sabiduría hídrica e indicaciones directas para el ahorro de este recurso agotable que calaban con fuerza en la audiencia. No hubo un solo funcionario del AyA que la conociera y que no hablara maravillas de sus esfuerzos por el agua; los fontaneros de la ASADA no realizaban ninguna labor sin recibir antes sus indicaciones oportunas; los directivos de al ASADA no sesionaban cuando ella faltaba; las reuniones de la Federación se suspendían cuando doña Mary no podía asistir… en fin, la presencia de la mujer del agua se había vuelto indispensable en estos acueductos terrenales, como también es indispensable Mary Eugenia Victoria Lara hoy para manejar la gestión de los acueductos del cielo, donde por fin descansa haciendo felices a los demás.

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